domingo, 30 de diciembre de 2012

Viaje en tren.

Ella, manos nerviosas, mirada inquieta, ojos grandes y claros, pelo rubio.
Él, pelo castaño, ojos pequeños y oscuros, mirada sosegada, manos tranquilas.
Sus mochilas sobre la mesa, la del chico azul, la de la chica violeta.
Tras la parada en la que se han montado, el viaje continúa.
El tren empieza a moverse y ellos se sientan.
Él a la izquierda, ella a la derecha.

Y en ese momento se miran, y cuando eso ocurre, se vuelven uno.
Ella no es capaz de apartar sus ojos de la cara de su chico.
Él acomoda su cuerpo para dejarle sitio entre sus brazos a su chica.
Se hablan durante unos minutos, y cada uno se centra en distintas cosas.
Ella en su reproductor de música, él en su libro.
Pero ya no volverán a separarse en todo el viaje.

Inconscientemente, él acaricia sus brazos arriba y abajo, ora despacio, ora rápido.
Ella no es capaz de centrarse en su música más allá de unos segundos.
Lo observa, desvía la mirada. Le toca la cara, se separa de él.
Y como dándose cuenta del terrible error que está cometiendo, vuelve a dejarse caer.
Él, divertido, sonríe viendo como ella no es capaz de tranquilizarse.
Finalmente, tras una mirada mutua demasiado larga, se besan.
Y al separarse sonríen felices.

Así transcurre el viaje, de parada en parada.
El paisaje contemplando como dos estrellas fugaces se unen en un solo ser.
En un lugar tan común, de la forma más sencilla.




Tayne.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Noche eterna.

—¿Crees que saldrá el sol mañana? —preguntó él, dándole otra calada a su cigarro.

Seguía apoyado en la barandilla de la cubierta superior, de frente a la luna llena que adornaba la noche. El reflejo lunar bailaba proyectado sobre el profundo mar oceánico que rodeaba el transatlántico, que continuaba su viaje rumbo a América.

—Claro que saldrá, a no ser que amanezca nublado. Pero nadie de la tripulación ha hablado de mal tiempo para mañana. —La mirada burlona que me dedicó, la primera de la noche, me dio a entender que no estaba hablando precisamente del tiempo.
—Siempre damos por hecho que mañana estará ahí, como un día más. Creemos que todo seguirá igual, exactamente igual, día tras día.
—¿De qué hablas Javier?
—Sólo del sol. Imagina que mañana te levantas y sigue siendo de noche. Que esta vez, inexplicablemente, todo sigue oscuro. Que pasan las horas y ese hecho insólito sigue ahí. Continuas como si fuera un día normal, mirando de reojo para ver si se acaba la noche. Pero que tras todo un día, que tras toda una semana, sigue igual.
—Pero eso no pasará nunca, no digas tonterías.
—Sólo inténtalo, prueba a imaginar. ¿Qué harías?
—Pues no sé... Tal vez haga eso, continúe con mi vida. En verdad no es tan importante mientras tengamos luz, ¿no? O sea, no será de día, pero las horas pasarán igual, habrá farolas, lámparas, linternas. No es nada que no se pueda solucionar.

Javier, con la vista perdida en el infinito, se mantuvo en silencio. No me miró, igual que no lo había hecho cuando llegué a cubierta, pero de igual forma supo que estaba allí. A veces, su carácter risueño daba paso a esa especie de ensoñación, a esas preguntas extrañas. Ya estaba acostumbrado y no solía darle mucha importancia. Una calada más y dejó caer su cigarrillo por la borda.

—A veces, el sol no vuelve a salir nunca en nuestra vida. Aunque nos sorprenda, damos por hecho que podemos seguir adelante, que no nos influye mucho más allá de la luz que nos aporta, luz que podemos sustituir con cualquier lámpara. Pero no es así. Si piensas un poco, si buscas hasta donde llega su influencia, te das cuenta de que esa luz es la que hace crecer las plantas y animales que acaban siendo parte de nuestra alimentación. Aprendes que tu piel pierde su color, que a tus ojos se les escapa la vida. Ese sol que parece lejano y poco importante, en verdad maneja nuestra vida de una forma que no somos conscientes hasta que hace tiempo que nos falta. Hasta que su pérdida es inevitable, insustituible. Dejamos de preocuparnos por él, pensando que seguirá ahí para toda la vida. Hasta que somos incapaces de volver a ver en la noche eterna.
—Ya claro, pero el sol nunca dejará de salir Javier, no te rayes.
—¿Y quién estaba hablando del sol?




Tayne.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Música callejera.

"Sometimes I feel like I don't have a partner. Sometimes I feel like my only friend is the city I live in. The city of angels. Lonely as I am, together we cry."

La música suena en mis cascos. Ando despreocupado, a paso lento, observando como discurre la vida a mi lado. El centro de la ciudad está lleno de luces, reflejo de la época en que estamos. Todo el mundo corre de un lado a otro, mochilas al hombro, bolsas de la compra de mil tiendas distintas en la mano, bufandas y guantes como muralla ante el frío del invierno. Todo el mundo tiene una meta que cumplir esta tarde, y esperan no encontrar muchas dificultades. Las diversas luces alumbran recordando la de regalos que aún no compramos. El poco tiempo que queda para cambiar de año, imaginando que esa simple fecha será capaz de reiniciar la vida que ahora nos rodea para mejor.

Pero más allá del ir y venir de la gente corriente, hay alguien más. Gente que esta Navidad, igual que todas las demás fiestas, sigue ahí, a pie de calle, buscándose la vida. No habrá día que no pase por aquí que no estén. Desde el mimo que continúa con su función sin parar solo para contentar a los niños que lo rodean con cara de ilusión, hasta el músico que no para de tocar aunque ninguno de los presentes se digne a dejar caer alguna moneda en el viejo sombrero que adorna el suelo. 

Siempre que puedo, me paro al otro lado de la calle, me siento, y observo. Hoy le tocó el turno a una pareja de músicos. Paro mi móvil y escucho. Son dos chicos: un violín, una trompeta. Juntos, no sé si se conocerán mucho o no, improvisan. El violín pone una base continua y suave, la trompeta sube y baja de tono siguiendo la melodía. Cuál será la historia de cada uno de ellos, me pregunto. Qué los lleva a estar allí, en mitad de la calle, pasando frío, esperando la caridad del publico errante. Me impresiona la capacidad de la música de unir a dos personas, haciendo que olviden por un momento todo lo que les rodea, haciendo que centren todos sus sentidos en la melodía que interpretan. Tal vez así se alejen de este mundo que no los complace suficientemente, quizás intenten expresar aquello que con palabras nadie escucharía. 

Cuando terminan, me levanto y sigo caminando. A lo lejos escucho que han vuelto a empezar. Esta vez serán otros los afortunados que entren en su juego, dejándose llevar al mundo que hay más allá de lo material. 

Allá donde los sueños de dos simples músicos callejeros se hacen realidad. 




Tayne.

martes, 18 de diciembre de 2012

Libertad efímera.

Esta noche estrena libertad un preso.

Bebe ron. A él le hace gracia pensar que es como uno de aquellos piratas que cantaban a las olas y al ron a partes iguales, perdidos entre aventuras, peleas y abordajes. En una esquina de un pub, con la música demasiado alta para él, ve pasar a la gente entre volutas de humo. Él no lo sabe, pero la ley prohíbe fumar allí. A pesar de ello, en aquel lugar nadie hace mucho caso a la ley, y menos a ese tipo estúpido de leyes.

Bebe, observa, piensa. Un codo apoyado en la barra, un poco recostado. Con dos grandes entradas y una frente fuerte y amplia, su pelo empieza a presentar alguna que otra cana. Demasiado estrés en la cárcel. No es que él fuera un preso muy exaltado, siempre sobrevivió un poco al margen del resto. Pero, ¿quién no tiene problemas en el talego? Él, por supuesto, no se libró. Pero no lo recuerda como un mal lugar. Sólo como un lugar difícil. Una etapa de su vida que esta ahí, ni buena, ni mala, ni nada de nada. Aunque siempre había acción para quién quisiera mirar.

Recuerda que ya nadie le espera en ninguna parte. Hace mucho que las visitas pararon, y las cartas siguieron el mismo camino poco tiempo después. Bueno, no las culpa. Sus hermanas no tenían por qué cargar con la culpa de sus problemas. En cierto modo, el tampoco tenía la culpa. Pero eso ya da igual. Veinte años de encierro consiguen que todo se mire con otra perspectiva. Ahora solo tiene sus manos, una ligera idea de carpintería y un traje gris pasado de moda. Mañana intentará buscar trabajo en algún lado. Él tampoco sabe que ahora todo el mundo anda buscando trabajo en alguna parte. Y casi nadie lo encuentra.

Apura su copa, echa otra ojeada a los presentes, y se levanta camino de la puerta. Esboza una sonrisa al darse cuenta que sus pasos no avanzan todo lo recto que deberían. A pesar de todo, no ha perdido esa sonrisa tan suya, que le levanta ligeramente la mejilla derecha. Tan ensimismado va, que no se da cuenta de que la puerta se abre en el mismo momento que él coge el pomo.

—Oh, perdone señor.
—Lo siento, pase pase.
—Claro, no se preocupe.

Es morena, el pelo corto y liso. Joven, podría ser su hija. Sigue adelante, pero justo antes de girar en una esquina, se vuelve curiosa y clava sus oscuros ojos en él. Una mirada es bastante. El brillo en los ojos de aquella chica ha sido más que suficiente.

Esta noche estrena libertad un preso. Le ha durado cinco horas. Pero esta vez la prisión está en los ojos oscuros de una mujer.




Tayne.

sábado, 15 de diciembre de 2012

La fe perdida.

Quizás el fin del mundo de los mayas sea una buena solución. Visto lo visto, los humanos nos merecemos eso y más. De hecho, nos merecemos el fin del mundo pero solo para nosotros, y dejar este mundo de una maldita vez en paz.

Ni siquiera somos capaces de mantener nuestra propia especie. Traspasamos el egoísmo y la vanidad de creernos por encima de todo lo que nos rodea, con esa mentalidad de ser superior que nos ha malcriado desde que casi tenemos consciencia, hasta límites insospechados. Y esos límites siempre han estado muy lejos de nosotros mismos. Desde el hombre de las cavernas hasta hoy mismo, nos matamos entre nosotros por razones estúpidas.

Y lo peor es que durante un tiempo hemos rozado un punto en el que la vida humana valía algo. No como antaño, donde una hogaza de pan superaba por mucho la vida de casi cualquiera. Casi pienso que estamos volviendo a eso. ¿En cuántas partes del mundo hay ahora mismo luchas enfermizas que solo buscan el exterminio de personas? ¿Por qué obviamos las noticias diarias de muertes en nuestra televisión? Acaban siendo solo datos, estadísticas. Quizás razones para ir en contra de aquel gobierno que nos metió en una guerra, o a favor de aquel otro que nos sacó de ella. Somos insensibles. Estamos muertos en vida. No por ser duro de asumir, deja de ser menos verdad.

En nombre de patrias, banderas, creencias, razas, tierras. Cualquier cosa nos vale para iniciar la violencia. Incluso las razones más éticas y válidas, acaban tornándose en una suerte de esperpento para buscar más poder personal a cambio de vidas y vidas humanas. A veces, incluso, es solo crueldad o locura. Así hemos sido siempre, así somos, así seremos. Es increíble que por cada creación maravillosa de la humanidad, haya cien actos de barbarie. No es posible compensar el mal del mundo con el poco bien que casi nadie ya se atreve a regalar.

Por eso a mí, apenas me queda fe en el ser humano.




Tayne.

martes, 11 de diciembre de 2012

Conxuro.

Con este cullerón levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas, índose bañar na praia das areas gordas.

Dios mío, ayúdame. La negra capucha que cubría mi rostro yace en el suelo a mi lado. En el blanco vestido que llevo y que alguien me obligó a ponerme, relucen las llamas de la hoguera central, bailando al son del cántico que resuena en mis oídos. Un círculo de figuras oscuras nos rodean, a mí y a dos chicas más. Parecen mucho más asustadas que yo. No sé quienes son, no sé que hago aquí. Pero estoy segura de que esta noche moriré.

¡Oíde, oíde! Os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no augardente, quedando así purificadas.

El encapuchado que tenía enfrente avanza hacia nosotras. Ha dejado atrás la hoguera en cuyo centro una plancha metálica está poco a poco volviéndose de un color rojo vivo. A escasos pasos de dónde nos encontramos, ha parado y ha tirado su capa al suelo. Una mujer morena, con la piel totalmente blanca y unos ojos verde brillante, nos está mirando. Acaba de ordenar al grupo que comiencen. Los cánticos han aumentado de fuerza. Un cuchillo ha aparecido en las manos de la mujer y no sé de dónde ha salido.

E cando esta queimada baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.

Es extraño, pero no tengo miedo. Quizás he asumido mi derrota. Quizás ya había muerto mucho antes de esta noche. No dejo nada más allá de mi recuerdo, que pronto se borrará entre las mentes dóciles e inocentes de las gentes de mi pueblo. Una chiquilla más que desaparece, algo demasiado normal en los tiempos que corren. Unos dicen que huyen a la capital buscando una salida a la pobreza, otros murmuran asustados que los espíritus de los bosques gallegos las reclaman para sus negros rituales. Ahora sé que tenían razón.

Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente...

Las figuras se agitan nerviosas, creo que estamos cerca del final. De pronto todos se han callado, y con una sonrisa, la extraña mujer ha continuado con el cántico ella sola. Es un hechizo, no hay duda. Si presto atención soy capaz de entender lo que dice. Brujas. Meigas. Eso es lo que son todas. Se acerca a nosotras, desviándose hacia la chica de mi izquierda. Ha empezado a llorar de verdad pero nadie se molesta en mirarla ni siquiera. Todos están pendientes del cuchillo que brilla con la luz lunar.

Aquí e agora, facede cos espíritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.

Los sollozos pararon, la sangre corre. Soy la siguiente. Dios, maldita sea, dónde te escondes.




Tayne.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El manifiesto Holstee.

Ésta es tu vida. Haz lo que amas y hazlo con frecuencia. Si no te gusta algo, cámbialo. Si no te gusta tu trabajo, renuncia. Si no tienes suficiente tiempo, deja de ver televisión. Si estás buscando el amor de tu vida, detente. Estará esperándote cuando empieces a hacer las cosas que amas. Deja de analizar demasiado. La vida es simple. Abre tus brazos, mente y corazón a nuevas cosas y gente. Estamos unidos en nuestras diferencias. Algunas oportunidades solo se presentan una vez, aprovéchalas. Viaja con frecuencia; perderte te ayudará a encontrarte. Todas las emociones son hermosas. Cuando comas, aprecia cada bocado. Pregunta a la próxima persona que veas cuál es su pasión. Comparte tu sueño inspirador con ellos. La vida se trata de la gente que conoces, y las cosas que creas con ellos. Así que sal y comienza a crear. La vida es corta. Vive tu sueño y comparte tu pasión. 




Tayne.

martes, 4 de diciembre de 2012

Piedras en el camino.

Las piedras en el camino nos eligen a nosotros para que tropecemos con ellas. Se mueven sin que nos demos cuenta hasta que inevitablemente tropezamos. Y si caemos dos y más veces en lo mismo, es porque se han vuelto a mover. Ahí están, esperando a que lleguemos a ese punto del camino para volver a hacernos daño. Sin ninguna compasión, como brechas del destino por las que ir perdiendo poco a poco la vida. Y cuando conseguimos de una patada sacar una del camino, más adelante, dónde menos te lo esperes, otra sucesora aparece y retoma la tarea.

Pues siempre seremos iguales y siempre tropezaremos. Está en nuestro ADN, es nuestra forma de ser. Intenta cambiar, y cuando te descuides, días, semanas, meses o años después, te habrás olvidado de cuál fue la solución, porque estás recayendo en lo mismo y no sabes que hacer de nuevo esta vez. Vuelta a empezar, a luchar, a sufrir, hasta que de nuevo consigas levantarte y seguir adelante.

Parece como si al nacer te regalaran el conjunto de problemas que jamás podrás superar, esas acciones que te atormentarán una y otra vez a lo largo de tu vida haciéndote dudar, que dolerán y que irremediablemente tendrás que repetir de forma periódica. Y que sólo tal vez, cuanto más crezcas y más fuertes sean tus barreras, puedas superar o casi olvidar en un rincón de ti. Conseguir que solo muy de vez en cuando vuelvan a aflorar, incluso con suerte menos potentes de lo que acostumbraban.

Y así es la vida y así se nos otorgó a cada uno de nosotros. Un conjunto de piedras en el camino que ir sorteando para conseguir llegar al final con la menor cantidad de heridas posibles.




Tayne.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Pensión compleja.

Antes que nada, perdona si huele un poco cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner morados.

Y hablando de ponerse morados, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.

Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.

Mis recuerdos los deje todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.

Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionar bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.

Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión.

Aquí no vienes a rendir cuentas sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirme a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson.

El resto, no sé, supongo que todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.

Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.

Dime que intentaremos una vida e iré encofrando mis nunca más.


El sentimiento negativo - Risto Mejide




Tayne.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Escondite.

Iba allí a olvidarse de todo.

Los días grises, los días malos, terminaba lo más rápido posible de sus tareas en casa y cogía su bicicleta. Se colocaba sus auriculares y ponía rumbo hacia los caminos que circunvalaban todo el pueblo, ya medio escondidos entre tanta carretera comarcal. Se sabía el camino de memoria desde que descubrió ese rincón hacía ya un año y medio. Desde entonces, siempre que lo necesitaba huía allí. A veces iba varios días seguidos, otras veces tardaba semanas en volver. Dependía de lo largo que fuera en ese caso el momento oscuro de su alma.

Aquel día de diciembre era uno de esos días en los que no podía más, rodeado de problemas que casi nadie quería entender. Su madre decía no le diera tanta importancia. Sus amigos hacían como que le escuchaban pero solo acompañaban la conversación con monosílabos sin sentido. Entonces descubrió ese lugar. En el momento en que entraba en aquel claro apartado del camino, con ese gran árbol justo en mitad, se sentía fuera de la deriva de su vida. Apagaba la música, soltaba sus cosas, y se sentaba a contemplar el cielo.

Cuando cerraba los ojos sólo escuchaba el sonido de los pájaros, el zumbar de los insectos, las conversaciones a susurros entre las hojas del enorme árbol. Y cuando los abría, el cielo cubría su mirada. Daba igual el color, si era el azul claro de un día soleado o el gris perla de las nubes de lluvia, no importaba. Se perdía en la profundidad de aquel infinito inalcanzable. Y se sentía mejor. Mucho mejor. Aquel era su lugar, su rincón, su escondite. Allí se daba cuenta de lo pequeño que era entre la inmensidad del mundo, pero a su vez, se sentía parte de algo maravilloso.

Pero aquel fue un día diferente. Fue el día en que todo cambió. Porque los árboles no hablaban. Pero aquel enorme árbol, en mitad de aquel claro perdido del mundo, le había llamado por su nombre.




Tayne.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Un puente sobre el río.

Cruzar un puente. Un gesto tan sencillo, repetido día tras día. A veces paro, justo en el banco que está en la mitad, y miro como la corriente se mueve silenciosa, sólo roto su caminar por algún pato ocasional. Aquí estoy hoy, con mi mochila al hombro, mirando al infinito de la profundidad oscura del agua.

De noche es aún mejor. Las luces de la ciudad brillan como faros a ambos lados, dejando un camino de oscuridad que sigue el curso del río, lo suficientemente ancho como para que los reflejos de ambas orillas jamás se rocen. La vida se agita justo hasta la orilla, donde acaba para dar paso a la tranquilidad y el sosiego de un río dormido. Al fondo, la sombra de la Luna adorna con un broche su puerta de entrada natural en la ciudad, sembrada de árboles que hacen las veces de guardianes eternos.

Siento envidia del río. Envidio su vida repetida continuamente: su nacimiento en las salvajes montañas, su adolescencia a través de bosques siempre verdes, su madurez entre los campos y las ciudades, su lenta muerte a orillas del mar, uniéndose junto al resto de ríos como si fueran un sólo ente. Es un desarrollo pleno, sólo pendiente de sí mismo. Padre sin saberlo de tantos seres vivos que lo necesitan para sobrevivir. Con la capacidad de rebelarse si es oprimido. Con la suerte de decidir cuando embravecerse o cuando calmar sus aguas.

Pero debo seguir mi camino, no puedo detenerme más. Quién sabe cuando volveré a ver esta imagen que de tantas maneras hace de fondo en mis recuerdos. Aprieto el paso y me uno al grupo de rezagados que aún no escapó de la ciudad. Las bombas resuenan a nuestras espaldas, la lucha ha comenzado. Pronto la calma del río huirá para no volver en mucho tiempo.




Tayne. 

domingo, 25 de noviembre de 2012

Dios.

Reflexiones varias gracias a conversaciones a deshoras:

Dios no nos hizo a su imagen y semejanza. Nosotros fuimos los que obligamos a Dios a tener nuestra imagen y semejanza.

Desde el comienzo de la humanidad, el hombre ha tenido, como buen animal que es, el instinto de que debe existir algo grandioso que haya creado el mundo que nos rodea. Es un hecho que está presente en cualquier momento de la historia, desde el hombre de las cavernas hasta nuestros días. Es algo que sentimos desde que comenzamos a tener conciencia hasta que expiramos nuestro último aliento. Y alrededor de este sentimiento, se han creado cientos de religiones.

Pero hay un denominador común. Quizás para poder entender esa necesidad de creer en algo mayor que nuestra existencia, algo que escapa a la razón humana, hemos acabado humanizando a Dios. Le hemos dado nuestra forma, nuestras cualidades, nuestra manera de actuar. Cada una de las religiones tiene una figura central que perdona y castiga a partes iguales, que se preocupa por sus seguidores pero que aborrece al infiel. Siempre ha sido así, y así se ha mantenido a lo largo de la historia.

Sin embargo esta figura se ha corrompido. A base de ser utilizado con diversos fines a cual más egoísta, Dios ha acabado siendo la razón de los peores sucesos del mundo. Todo demasiado humano. El mal que la religión le ha hecho a la figura de Dios ha sido increíble, y parece mentira que aún hoy mucha gente no sea capaz de verlo. Aberraciones como la Inquisición o la guerra santa árabe solo muestra hasta que punto el pensamiento humano transforma una idea grandiosa como Dios hacia un sinfín de destrucción y violencia.

Y sin embargo estoy convencido de que Dios no es "alguien". Dios es un hecho, es la forma en la que el mundo se mueve con unas reglas increíblemente precisas, es la evolución de una especia con nuestro potencial que estamos desaprovechando claramente. Igual que no somos capaces de comprender todavía muchas de las leyes físicas que nos rodean, la idea de Dios aún no entra en nuestras cabezas, no estamos preparados para asumir lo que realmente significa.

Aquí seguimos perdiéndonos entre religiones humanas desvirtuadas, que solo sirven para justificar nuestras actuaciones y para sentirnos algo mejor ante la inmensidad de lo desconocido.



La nebulosa Helix Nebula, conocida como El ojo de Dios. 


Tayne.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Que caiga la arena.

Hay días para hablar y decirlo todo. Y días que ni las palabras son capaces de ayudar a sacar lo que hay en ti.

Intento centrarme en algo que me ronde la cabeza, pero son tantas cosas que no soy capaz. Y ninguna es buena. Desvariar sobre ésto y lo otro, intentar ordenar un poco los pensamientos. Pero es imposible, hoy no es el día. Las corrientes de los sucesos de los últimos días me han llevado inevitablemente a este momento. Los encuentros, las casualidades, los aniversarios. Hoy es un día triste.

Es triste por las cosas que no están, las de ahora y las de antes. En este rincón apartado de mi mundo me doy cuenta de que hoy me siento solo. Un sentimiento que se apega fuertemente a mi alma, apagándome y dejándome poco espacio para hacer nada durante mucho tiempo sin aburrirme. Posiblemente podría solucionarlo de alguna manera, pero ni para eso tengo hoy fuerzas. Solo quiero caer en los brazos de Morfeo y dejar pasar la arena del reloj hasta mañana.

Y mientras la vida sigue y no para. Sin estar pendiente de mí ni de nadie, absorta en su propio egoísmo.




Tayne. 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Encuentros.

Hay encuentros que te recuerdan al pasado. Un día normal, en un autobús cualquiera, te encuentras con esa persona que hace años que no ves. Un "¿qué tal va todo?", media hora de charla, "ésta es mi parada", y parece que todo sigue igual. Pero no es así. Esos momentos te recuerdan toda la gente que has ido dejando atrás a lo largo de tu vida. Algunos para bien, otros para mal.

Siempre lo primero que viene a la mente son aquellos amigos que te prometieron no olvidarse de ti. Aunque nuestros caminos se separasen, aunque nos volviéramos adultos, todo seguiría igual. Pero no fue así. Cada uno pelea por lo suyo en una ciudad distinta y solo el azar consigue que nos veamos de vez en cuando. Interpretamos un papel de otro tiempo e intentamos hacer que parezca que somos como éramos. Pero no acaba de funcionar. Las conversaciones se vuelven más cortas, los encuentros se espacian en el tiempo.

Luego están aquellas personas que marcaron tu vida en cierto momento, siendo algo totalmente fuera de la rutina. Pasas grandes momentos, pero siempre se ve el fin al final del túnel. La fecha de caducidad está clara desde el principio. A veces semanas, a veces años. Pero la distancia puede a menudo con todo ello. Solo una amistad tremendamente fuerte lo supera. Las mías no fueron así. Si el destino me hubiera unido a ellos de otra manera, no dudo de las grandes personas que tendría a mi lado. Pero tampoco fue así.

Y ahora aquí estoy yo, planteándome si las personas que me rodean y que ahora considero amigos lo son de verdad. Siempre hay dudas en el aire, siempre hay situaciones que te hacen pensar. Y cuando encuentras un recuerdo vivo del pasado, todo vuelve a flote y te replanteas todo. Si debiste dejar escapar el pasado, si puedes cambiar algo del futuro. Dándome cuenta que los amigos de verdad se cuentan con una mano.




Tayne.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Escribe.

Escribe. Una palabra detrás de otra. Piensa, recapacita, plásmalo. Una idea, una historia, un sueño. Todo vale. Eres tú, a través de las letras que salen veloces de tus manos. No mires atrás, no corrijas, no reescribas. Sólo déjate llevar. Saliendo de ti, directamente desde tu alma. Tus errores aquí demuestran que no eres perfecto. Eso es bueno. Si no eres perfecto, eres persona. Si eres humano, estás vivo. Si estás vivo puedes dejar que la puta vida te sorprenda. Bien, mal, dolor, amor, alegría, aburrimiento. Vida. Y cuando finalmente caigas lo harás con una sonrisa. Tendrás recuerdos con que llenar tu mente. Habrás dejado huella en el corazón de los que te rodean. Estarás vivo para siempre. 

Escribe. Una palabra detrás de otra. Demuestra a la gente cómo eres, qué eres, quién eres. Cómo has llegado hasta aquí, hacia dónde vas. No te arrepientas de lo vivido, arrepiéntete de lo que no te atreviste a hacer. No planees cada día, solo disfrútalo. Si lo necesitas, grita. No te dejes atrapar por lo que piensen los demás. Eres tú, en tu vida, con las personas que quieres y necesitas. Sólo eso. Eso es lo importante, lo que queda cuando el viento se lleva lo que sobra. 

Escribe. Una palabra detrás de otra. O haz lo que te dé la gana. Pero vive.




Tayne.

Dark side.

Todos tenemos un lado oscuro. Un lado que no le contamos a nadie. Una parte de nosotros que ocultamos esperando que no se note, que no altere nuestra vida más de la cuenta para no asustar a los que nos rodean. Pero sabemos que está ahí, y que cuando menos lo esperas aparece, implacable, acabando con cualquier otra parte de nosotros que se atreva a hacerle frente.

Un instinto animal, con mil formas, distinta para cada uno de nosotros. Una coraza de amargura y resentimiento que nos recubre para protegernos del dolor de la peor forma posible. Convertimos las penas en ataques indiscriminados contra todo y contra todos. Nos agazapamos en la oscuridad de nuestros sentimientos esperando que el mundo acabe de una maldita vez y arrastre todo por delante.

Y sin embargo, pienso que mi lado oscuro debe permanecer ahí, latente en el fondo de mi alma. Como parte de un equilibrio que me evite caer en la locura. Esperando para ser el suelo contra el que chocar cuando empiece a caer. Y que de la misma forma me levante y empuje de nuevo hacia arriba. Quizás no de la forma que debería, pero lo hace al fin y al cabo. De una forma segura. Aunque se lleve un pedazo de mi alma cada vez.

Todos tenemos un lado oscuro. Pero no todos lo apreciamos.





Tayne.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Memoria.

El humo de su cigarro ascendía formando figuras en el aire. Llevaba ya un tiempo sentado en aquella posición y el cigarro se estaba consumiendo rápidamente, dejando una estela continua. Una leve brisa salida de alguna parte orientaba aquel hilo gris hacia la izquierda del anciano, alejándose de la mesa donde se encontraba sentado. Pero él ya no estaba allí.

Su mente vagaba entre recuerdos que ya no tenían fecha. Saltaba de una escena a otra mientras su mente hilaba entre sucesos, personas, olores y sentimientos. Aquella playa al atardecer, ese discurso en su juventud, un beso en un callejón oscuro. Sabía que no recordaba ya muchas cosas, pero lo más importante aún se aferraba a su memoria como el oxido al tornillo cuando pasa el tiempo.

Hacía aquello a menudo: dejarse llevar por sus recuerdos. Lo hacía porque sabía que recordando podría mantener su amada memoria todo lo a salvo que pudiera. Todo lo que había sido, en lo que se había convertido, estaba allí. Con el tiempo suficiente era capaz de ver cada uno de los puntos en los que sus decisiones habían hecho virar su vida, seguir la huella del tiempo, y reconocerse a sí mismo en cada etapa.

Un ligero beso en su mejilla lo sacó de su ensoñación. A ella no le hacía falta recordarla porque aún estaba allí, con él, somo siempre había estado. Acompañándole, sufriendo y disfrutando juntos. No necesitaba más que admirar su cara sonriente para sentirse feliz. Parpadeó unas cuantas veces, y con una sonrisa, le recordó una vez más lo que la amaba.




Tayne.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Where do we go? Nobody knows.

Parar. Mirar al frente. Ver el camino que aún nos queda. Girarse. Ver todo lo que ya andamos. Aquí viene el problema.

¿Que nos llevo a elegir lo que elegimos? ¿Dónde estuvo el momento en el que tomamos el desvío sin darnos cuenta? Y ahora aquí estamos, haciendo balance de lo presente. Todo lo ganado hasta el momento, ¿es todo lo que queríamos ganar al principio? En algún instante las cosas pudieron ser distintas, pero no lo fueron. Estaría bien saber que nos deparaban los otros caminos que el destino nos tenía preparados. Aquello que jamás volveremos a tener opción de vivir, aquello que gracias a Dios nunca vivimos. 

Admirar la realidad que nos rodea a veces solo plantea preguntas. Cuestiones sobre que debería ser así y que no. Damos rienda suelta al egoísmo. ¿Aquello maravilloso que tenemos ahora se mantendría ahí de cambiar las circunstancias que nos trajeron hasta aquí? Lo que ahora somos es solo fruto de las vivencias a las que tuvimos que hacer frente, y reconforta pensar que lo que ahora poseemos esta aquí gracias a nuestro esfuerzo. Pero siempre quedará la duda de dónde se escondía el camino fácil.

Volvemos a girarnos y afrontamos ese camino entre sombras que es nuestro futuro. ¿Seremos capaces de estar atentos a los nuevos desvíos? ¿Tomaremos las decisiones nosotros o todo se precipitará por su propio peso otra vez?




Tayne.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Reflexiones.

Paseaba aburrido por la calle, a paso lento, mirando hacia los lados y observando como se comportaba cada individuo que le rodeaba. "Que aburrimiento", pensó. "Siempre hacen lo mismo, un día detrás de otro. Y no solo eso, además, se entorpecen entre ellos. No tiene ningún sentido". Había sido testigo muchas veces de las mismas situaciones.

Por ejemplo, allí estaba aquella señorona que se dedicaba a criticar a cualquiera que se cruzara por delante, rodeada de su camarilla de señoronas iguales que ella, todas con sus vestidos de flores anticuados y esos pelos... Pero lo mejor de todo es que después de tanto hablar de la gente, ella era la primera que dejaba la basura de cualquier manera o limpiaba su bolso tirando lo que no quería al suelo. Menuda hipócrita.

Y también, estaban aquellos niños. Jugueteaban de aquí para allá sin prestar atención a nada. Más de una vez habían golpeado a algún señor mayor con su pelota pero les había dado igual. Además, había veces en que la mayoría la emprendía contra uno de ellos, humillándolo sin ninguna razón coherente. Pero así eran, día tras día.

Parejas que discutían un día sí y otro también, señores con traje que iban con prisa a todas partes arrollando al resto, adolescentes sin respeto ninguno riéndose de cualquiera, personas que paseaban a sus mascotas pero no se ocupaban de lo que iban dejando atrás. En general, nadie se preocupaba por nadie, y a veces, incluso disfrutaban haciendo la vida imposible a los demás. Humanos.

"Menos mal que yo no tengo que aguantarles más de lo necesario, suerte que soy un gato". Y con un pequeño salto, aquella bola de pelo grisaceo se encaramó a un contenedor de basura, desde donde siguió su camino hacia un callejón oscuro, lejos de tanta estupidez humana.




Tayne.

martes, 6 de noviembre de 2012

Necesidad o justificación.

Leyes de necesidad: reglas lógicas y útiles, nacidas de la pura razón humana para el mantenimiento del libre albedrío en unas condiciones óptimas de bienestar común.
Leyes de justificación: normas cuya única función es prolongar las ideas de un grupo o sujeto para mantener el control sobre el resto, impedir la movilidad propia de la evolución de la sociedad, bajo una apariencia falsa continua.

Así es como yo divido las leyes humanas. Partiendo de la base de que para mí, cualquier idea nacida de un ser humano es factible de ser debatida, ya que como humanos que somos y como la historia muestra, no hacemos una a derechas. Pero obviando el desastre que somos como especie, valoremos lo presente.

Tenemos mil ejemplos todos los días. Cualquier regla jurídica es usada como mera trampa para conseguir satisfacer al más poderoso, económicamente hablando, en la contienda judicial. Los gobiernos utilizan pretextos idealistas como "Constitución" o "Derechos Humanos", a todas luces incompletos, ignorados o claramente manipulados en su nacimiento, para sofocar cualquier levantamiento periférico que amenace su ideal político. Mil y un incompetentes con traje y corbata se dedican a estafar y robar hasta el último billete de aquel que se ponga por delante sin ningún tipo de remordimiento valiéndose únicamente de letras pequeñas y tretas bancarias.

Así es como los humanos nos destruimos a nosotros mismos, gracias a ese gran escudo que es la LEY. Y yo concluyo: la ley es mentira, la ley es inventada, nacida de cabezas humanas defectuosas y manipuladas por otras cabezas humanas, lamentablemente, mucho más inteligentes. Con solo abrir un poco los ojos estos días deberíamos ser capaces de ver cuanta putrefacción se esconde detrás de reglamentos, derechos, normas y demás.

Necesitamos volver a empezar, desde cero. Volver a lo básico y ver lo que de verdad es necesario para seguir viviendo. Lógica y razón es su más puro sentido. Pero eso, oh, eso no es capaz de hacerlo un humano. Porque los humanos somos egoístas, envidiosos, malintencionados, y multitud de adjetivos calificativos más. Y al final volveríamos a lo mismo, y aún más rápido. Porque lo llevamos en los genes.

Porque los humanos somos malos por naturaleza.




Tayne.

domingo, 4 de noviembre de 2012

A la deriva.



A la deriva en un mar entre la tormenta. Rayos que iluminan cristales recorridos por miles de caminos del agua. Tras el cristal, una luz. Tras la luz, una mirada. Mirada que gasta fotos que evocan recuerdos que iluminan el alma. El alma a la deriva en un mar entre la tormenta. La tormenta de estar lejos de aquello que se ama.





Tayne.

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿Crees o no?

Cosas de niños, cosas de locos. Así es como todos esos adultos racionales convencidos califican cualquier suceso que quede fuera de su patrón de normalidad. Porque esas cosas no existen. Eso no puede ser de verdad. ¿Qué es eso que aquel pirado es capaz de ver y yo no? Bah, mentira todo. ¿Qué dices, niño, de magia o amigos imaginarios? Seguro que te lo estás inventando para llamar la atención. Así perdemos la mitad de nuestra alma, volviéndonos seres fríos y poco a poco más inhumanos.

¿Qué tremenda idiotez nos lleva a intentar quitarle la ilusión a un niño? ¿Por qué no solo dejamos que nos deslumbre con el mundo que él aún es capaz de ver y nosotros ya no? Los ojos de cualquier niño, estoy seguro, ven más allá de la mera realidad que nos queda a los demás. Ven aquel mundo mágico que vagamente todos recordamos. Abren puertas que nosotros cerramos porque quisimos crecer demasiado rápido, o nos obligaron a ello. Ellos siempre creen.

¿En qué radica la diferencia entre la locura y la cordura? ¿Es locura todo aquello que no se ajuste a lo que la mayoría cree conveniente pensar que es la pura realidad y nada más? Suceden cosas, hechos inexplicables todos los días, y solo miramos hacia otro lado y negamos tercamente. Pero todo sigue ahí. Rompiendo nuestro triste velo con destellos intermitentes. Aunque nos empeñemos en no creer, aunque sigamos marginando a cada afectado por ese brote de "locura".

Pues yo quiero creer. Quiero ser un loco. O un niño. Rodearme de magia, vivir hechos inexplicables. Mirar a la cara de esos locos y asentir, hacer que entiendan que no están solos. Que el mundo es algo más allá de las cosas que podemos ver y tocar. Como siempre ha sido aunque ya nadie lo recuerde. Como siempre será aunque ya nadie quiera verlo.

Yo creo.




Tayne.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Alas de ángel.

Vuelvo a tener esa sensación. Esa sensación de que nada malo puede pasarme, de que alguien me cuida. Y yo se quienes la provocan. Son mis ángeles de la guarda. Algo fuera de toda razón pero que creo que es uno de los sentimientos más reales que hay en mí. No sé como apareció pero un día ya estaba allí. Esa seguridad de que me observan desde el cielo.

Un hombre de ciencia, un hombre que se mueve entre números, física y lógica, alguien así... ¿Puede creer en los ángeles? Pues no lo sé, nunca me lo he planteado. Simplemente es real. Hay cosas que nunca te cuestionas porque son así, solamente te dejas llevar porque no puede ser de otra forma. Igual que andar es dar un paso detrás de otro, igual que inspirar y espirar es la forma de que el aire llegue a nuestros pulmones. Pues para mí esa sensación es así, no se cuestiona, se sabe.

Incluso han pasado pruebas, incluso hay momentos que te llevan al límite donde la realidad puede romperse para siempre... Y aquí sigo, y aquí sigue esa seguridad. Más fuerte que nunca. Confirmándome que pase lo que pase nunca estaré solo porque algo que ni entiendo ni quiero entender me rodea. Yo imagino que son las alas color nieve de mis ángeles de la guarda que me cubren. Que en mis momentos de soledad me dan calor y reconfortan, no con palabras, sino con el convencimiento de que todo volverá a estar bien. Tarde o temprano, todo volverá a estar bien.

Porque sé quienes son mis ángeles de la guarda. Siempre lo he sabido.



Tayne.

martes, 30 de octubre de 2012

Esa veleta.

Lo comprendió todo cuando vio girar esa veleta.

Llevaba un rato con la mirada perdida, viendo a lo lejos el tejado de aquella casa destartalada, con su veleta en lo más alto. Adornada por un típico gallo, parecía demasiado oxidada para moverse con la brisa que en ese momento recorría la zona. Solo era una veleta, solo era una casa, y solo era un rincón de su pueblo lo suficientemente alejado de todo como para que él lo considerara un buen lugar para esconderse y pensar.

Y eso hacía, pensaba en qué había pasado con su vida. Hacía unos meses se sentía perdido, estudiaba en una ciudad que no estaba hecha para él, no sabía si había elegido bien su camino, no conseguía relacionarse en condiciones con las personas que lo rodeaban. Pero ahora esos sentimientos se habían esfumado y no sabía cómo. ¿Qué había pasado? La última vez que había pensado en ello, solo quería escapar y de hecho había encontrado la manera. Buscaba empezar una nueva vida en otra ciudad. Se había hecho mil promesas de cambiar, se convencía de que todo iría genial y que sería una experiencia fabulosa. Pero ahora...

Ahora eso no parecía tan importante. Haciendo balance, las cosas que antes le molestaban, ahora parecían tonterías. Se sentía en calma, tranquilo, quizás algo... ¿feliz?. Pero no había cambiado nada en su vida, solo había empezado la primavera, las clases eran menos exigentes, había salido algo más, había conocido a aquella chica... Aquella chica con la que hablaba todos los días, tan alegre, tan divertida, con aquella imaginación desbordante y una impaciencia sorprendente...

De pronto, sin saber muy bien de donde, llego una ráfaga de viento. No era demasiado fuerte pero no la esperaba y se sorprendió, saltando desde la valla en la que estaba subido. Y al levantar la cabeza, aquella veleta había girado. Había cambiado totalmente su dirección. Finalmente lo entendió.

Entendió que igual que ese soplo de viento, aquella chica desconocida había cambiado completamente la dirección de su vida.




Tayne. 

lunes, 29 de octubre de 2012

Tras la tormenta.

Luz entre la oscuridad. Rabia desatada entre lágrimas del cielo. Vientos que soplan arrastrando todo a su paso. Y después calma. Silencio. Vuelta a empezar. Una belleza extraña propia de la naturaleza. Una naturaleza que es capaz de lo mejor y lo peor, pero siempre de una forma maravillosa y sorprendente. Así es una tormenta. Y por eso me encantan.

Por eso, y porque mi vida se identifica con una sucesión de tormentas de mayor o menor grado que me sacuden con su viento, su lluvia y sus truenos. Para después volver a la calma y hacer balance de que gané y que perdí. Y como buenas tormentas, nunca aparecen cuando deberían pero siempre acaba siendo el momento oportuno. 

Y como no podía ser de otra manera, este blog nace después de una tormenta. Pero de las de verdad. De las de noche, sonidos a través de la ventana y caricias entre las sábanas. Y nace por mi necesidad de hablar, de plasmar mis pensamientos más erráticos en palabras que permitan ordenar mi mente, tan parecida a un huracán de ideas, idas, venidas y vueltas a mí mismo. 

Pero no estaría escribiendo esto si la estrella fugaz que me guía no me hubiera iluminado el camino y empujado a salir bajo la lluvia. A mojarme, a sentir el aire en mi cara y gritar mi realidad. Y aquí estoy. Soy el hijo de mi propia tormenta. 

Bienvenidos a mi vida tras la tormenta. 




Tayne.