viernes, 2 de noviembre de 2012

¿Crees o no?

Cosas de niños, cosas de locos. Así es como todos esos adultos racionales convencidos califican cualquier suceso que quede fuera de su patrón de normalidad. Porque esas cosas no existen. Eso no puede ser de verdad. ¿Qué es eso que aquel pirado es capaz de ver y yo no? Bah, mentira todo. ¿Qué dices, niño, de magia o amigos imaginarios? Seguro que te lo estás inventando para llamar la atención. Así perdemos la mitad de nuestra alma, volviéndonos seres fríos y poco a poco más inhumanos.

¿Qué tremenda idiotez nos lleva a intentar quitarle la ilusión a un niño? ¿Por qué no solo dejamos que nos deslumbre con el mundo que él aún es capaz de ver y nosotros ya no? Los ojos de cualquier niño, estoy seguro, ven más allá de la mera realidad que nos queda a los demás. Ven aquel mundo mágico que vagamente todos recordamos. Abren puertas que nosotros cerramos porque quisimos crecer demasiado rápido, o nos obligaron a ello. Ellos siempre creen.

¿En qué radica la diferencia entre la locura y la cordura? ¿Es locura todo aquello que no se ajuste a lo que la mayoría cree conveniente pensar que es la pura realidad y nada más? Suceden cosas, hechos inexplicables todos los días, y solo miramos hacia otro lado y negamos tercamente. Pero todo sigue ahí. Rompiendo nuestro triste velo con destellos intermitentes. Aunque nos empeñemos en no creer, aunque sigamos marginando a cada afectado por ese brote de "locura".

Pues yo quiero creer. Quiero ser un loco. O un niño. Rodearme de magia, vivir hechos inexplicables. Mirar a la cara de esos locos y asentir, hacer que entiendan que no están solos. Que el mundo es algo más allá de las cosas que podemos ver y tocar. Como siempre ha sido aunque ya nadie lo recuerde. Como siempre será aunque ya nadie quiera verlo.

Yo creo.




Tayne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario