viernes, 9 de noviembre de 2012

Reflexiones.

Paseaba aburrido por la calle, a paso lento, mirando hacia los lados y observando como se comportaba cada individuo que le rodeaba. "Que aburrimiento", pensó. "Siempre hacen lo mismo, un día detrás de otro. Y no solo eso, además, se entorpecen entre ellos. No tiene ningún sentido". Había sido testigo muchas veces de las mismas situaciones.

Por ejemplo, allí estaba aquella señorona que se dedicaba a criticar a cualquiera que se cruzara por delante, rodeada de su camarilla de señoronas iguales que ella, todas con sus vestidos de flores anticuados y esos pelos... Pero lo mejor de todo es que después de tanto hablar de la gente, ella era la primera que dejaba la basura de cualquier manera o limpiaba su bolso tirando lo que no quería al suelo. Menuda hipócrita.

Y también, estaban aquellos niños. Jugueteaban de aquí para allá sin prestar atención a nada. Más de una vez habían golpeado a algún señor mayor con su pelota pero les había dado igual. Además, había veces en que la mayoría la emprendía contra uno de ellos, humillándolo sin ninguna razón coherente. Pero así eran, día tras día.

Parejas que discutían un día sí y otro también, señores con traje que iban con prisa a todas partes arrollando al resto, adolescentes sin respeto ninguno riéndose de cualquiera, personas que paseaban a sus mascotas pero no se ocupaban de lo que iban dejando atrás. En general, nadie se preocupaba por nadie, y a veces, incluso disfrutaban haciendo la vida imposible a los demás. Humanos.

"Menos mal que yo no tengo que aguantarles más de lo necesario, suerte que soy un gato". Y con un pequeño salto, aquella bola de pelo grisaceo se encaramó a un contenedor de basura, desde donde siguió su camino hacia un callejón oscuro, lejos de tanta estupidez humana.




Tayne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario