martes, 11 de diciembre de 2012

Conxuro.

Con este cullerón levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas, índose bañar na praia das areas gordas.

Dios mío, ayúdame. La negra capucha que cubría mi rostro yace en el suelo a mi lado. En el blanco vestido que llevo y que alguien me obligó a ponerme, relucen las llamas de la hoguera central, bailando al son del cántico que resuena en mis oídos. Un círculo de figuras oscuras nos rodean, a mí y a dos chicas más. Parecen mucho más asustadas que yo. No sé quienes son, no sé que hago aquí. Pero estoy segura de que esta noche moriré.

¡Oíde, oíde! Os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no augardente, quedando así purificadas.

El encapuchado que tenía enfrente avanza hacia nosotras. Ha dejado atrás la hoguera en cuyo centro una plancha metálica está poco a poco volviéndose de un color rojo vivo. A escasos pasos de dónde nos encontramos, ha parado y ha tirado su capa al suelo. Una mujer morena, con la piel totalmente blanca y unos ojos verde brillante, nos está mirando. Acaba de ordenar al grupo que comiencen. Los cánticos han aumentado de fuerza. Un cuchillo ha aparecido en las manos de la mujer y no sé de dónde ha salido.

E cando esta queimada baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.

Es extraño, pero no tengo miedo. Quizás he asumido mi derrota. Quizás ya había muerto mucho antes de esta noche. No dejo nada más allá de mi recuerdo, que pronto se borrará entre las mentes dóciles e inocentes de las gentes de mi pueblo. Una chiquilla más que desaparece, algo demasiado normal en los tiempos que corren. Unos dicen que huyen a la capital buscando una salida a la pobreza, otros murmuran asustados que los espíritus de los bosques gallegos las reclaman para sus negros rituales. Ahora sé que tenían razón.

Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente...

Las figuras se agitan nerviosas, creo que estamos cerca del final. De pronto todos se han callado, y con una sonrisa, la extraña mujer ha continuado con el cántico ella sola. Es un hechizo, no hay duda. Si presto atención soy capaz de entender lo que dice. Brujas. Meigas. Eso es lo que son todas. Se acerca a nosotras, desviándose hacia la chica de mi izquierda. Ha empezado a llorar de verdad pero nadie se molesta en mirarla ni siquiera. Todos están pendientes del cuchillo que brilla con la luz lunar.

Aquí e agora, facede cos espíritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.

Los sollozos pararon, la sangre corre. Soy la siguiente. Dios, maldita sea, dónde te escondes.




Tayne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario