martes, 4 de diciembre de 2012

Piedras en el camino.

Las piedras en el camino nos eligen a nosotros para que tropecemos con ellas. Se mueven sin que nos demos cuenta hasta que inevitablemente tropezamos. Y si caemos dos y más veces en lo mismo, es porque se han vuelto a mover. Ahí están, esperando a que lleguemos a ese punto del camino para volver a hacernos daño. Sin ninguna compasión, como brechas del destino por las que ir perdiendo poco a poco la vida. Y cuando conseguimos de una patada sacar una del camino, más adelante, dónde menos te lo esperes, otra sucesora aparece y retoma la tarea.

Pues siempre seremos iguales y siempre tropezaremos. Está en nuestro ADN, es nuestra forma de ser. Intenta cambiar, y cuando te descuides, días, semanas, meses o años después, te habrás olvidado de cuál fue la solución, porque estás recayendo en lo mismo y no sabes que hacer de nuevo esta vez. Vuelta a empezar, a luchar, a sufrir, hasta que de nuevo consigas levantarte y seguir adelante.

Parece como si al nacer te regalaran el conjunto de problemas que jamás podrás superar, esas acciones que te atormentarán una y otra vez a lo largo de tu vida haciéndote dudar, que dolerán y que irremediablemente tendrás que repetir de forma periódica. Y que sólo tal vez, cuanto más crezcas y más fuertes sean tus barreras, puedas superar o casi olvidar en un rincón de ti. Conseguir que solo muy de vez en cuando vuelvan a aflorar, incluso con suerte menos potentes de lo que acostumbraban.

Y así es la vida y así se nos otorgó a cada uno de nosotros. Un conjunto de piedras en el camino que ir sorteando para conseguir llegar al final con la menor cantidad de heridas posibles.




Tayne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario